En busca de la ballena vasca

Ogoño

«Call me Ishmael. Some years ago -never mind how long precisely- having little or no money in my purse, and nothing particular to interest me on shore, I thought I would sail about a little and see the watery part of the world». Así comienza Moby Dick de Herman Melville y así nos encontrábamos el sábado 4 de octubre quienes participamos en Ultramarino, la última propuesta del creador Fermín Jiménez Landa, y producida por Conssoni, una de las más interesantes iniciativas en el ámbito artístico vasco de los últimos 20 años. Cierto es que teníamos algo de dinero en el bolsillo y quizás ciertas amarras en tierra, pero también es verdad que nos movía el gusto por navegar un rato e interés por descubrir en las aguas de nuestro pequeño país a las descendientes de las ballenas que ilustran los escudos de Getaria, Motriku, Lekeitio o Bermeo, desde donde partimos.

Como grumetes, como Ishmael, subimos a la borda del Hegaluze Berria, con el mar anunciando el temporal que venía del Noroeste. Pero nuestra excursión era más sencilla que la que emprendían nuestros antepasados desde Bermeo o Elantxobe cuando desde la atalaya de la isla de Izaro anunciaban la presencia de ese cetáceo conocido como ballena de los vascos. Entonces, remando en sus gabarras, se aventuraban en las aguas del cabo de Ogoño (donde por cierto no hace mucho se grabó a una yubarta -o ballena jorobada- desde un kayak) con el fin de arponear al mamífero que les proveería de grasa para una temporada, tal y como nos contó el guía Enrique Franco en nuestra salida (guía excepcional, todo hay que contarlo).

Desde la atalaya de la isla de Izaro, el vigía avistaba las ballenas cuando se acercaban a la costa.

Desde la atalaya de la isla de Izaro, el vigía avistaba las ballenas cuando se acercaban a la costa.

No, no vimos ballenas, pero nos pudimos imaginar cómo resoplaban junto a la isla de Izaro y más allá, donde ahora se levanta la plataforma gasística Gaviota. Y respiramos, mientras los nuevos habitantes del mar cogían olas en Mundaka, el espíritu ballenero de aquellos marinos que difundieron sus habilidades para la caza de estos cetáceos por todo el mundo…

¿Porque, cómo se llama en inglés al corsé, que se fabricaba con las barbas de las ballenas vascas? «Basque«, ni más, ni menos.

 

Publicidad inglesa de corsés, también conocidos como "basques" en esta lengua.

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